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The political economy of development
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En aquellos días, los generales golpistas no contaban todavía con la participación confiable del comandante en jefe subrogante del ejército, Augusto Pinochet Ugarte. Solamente en la última quincena de agosto, cuando se le ofreció ser “presidente de la Junta”, y se le explicó que el 95 por ciento de los generales estaban por el derrocamiento de Allende, y que su participación era indispensable para mantener la cohesión del ejército a nivel de capitanes y tropas, Pinochet se embarcó de lleno en la preparación de la insurrección militar. Por esto mismo, Pinochet no fue enterado de dos de los aspectos más siniestros de la conspiración militar: del plan para asesinar al Presidente Allende, el cual sólo lo conocían Merino, Leigh y Mendoza, y del esquema para preparar la demostración falseada de “un golpe rojo”.

El vicealmirante Sergio Huidobro, de la Infantería de Marina, y el general Oscar Bonilla, del ejército, quedaron nombrados como “responsables” de preparar “documentacion" para dar a conocer,en el momento oportuno, la existencia de un plan de autogolpe de la Unidad Popular. Como no había fecha fija para el desencadenamiento de la insurrección militar, esta preparación se hizo en el más estricto secreto... y esto, precisamente, permitió que los generales golpistas cometieran un grave error. Este error: cuando el día 11 de septiembre de 1973 iniciaron el asalto a la democracia chilena y asesinaron al Presidente Al1ende, dieron a Ia publicidad una serie de "bandos" en los que explicaban por qué se habían levantado contra el régimen constitucional.   Esos bandos fueron preparados con 48 horas de anticipación, con la participación del general Augusto Pinochet, del ejército, y de1 equipo de civiles manejados por al Agencia Central de Inteligencia, que hacían de asesores de los militares, entre ellos se contaba con el abogado reaccionario Jaime Guzmán, y el senador nacional Sergio Diez, que no tenía por supuesto, la menor idea del complot en sus partes articuladas para asesinar a Salvador Allende y para “probar” que la brutalidad del “golpe blanco” se justificaba por la existencia de un “golpe rojo’.

En esos bandos, no se menciona NUNCA que las fuerzas armadas decidieron insurreccionarse para detener un autogolpe de Allende. Solo se mencionan las tesis de “inconstitucionalidad” y “caos social” ya prepara-

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